TERESA LA MUJER de Helena Cosano NOVEDAD EDITORIAL
TERESA LA MUJER de Helena Cosano
NOVEDAD EDITORIAL
‘Teresa. La mujer’, un
original enfoque de cómo pensó y sintió Teresa de Jesús, nueva novela de Helena
Cosano
18/ 01/ 2016.- El martes 19 de enero sale a la luz la última obra de la
escritora y diplomática Helena Cosano, “Teresa. La mujer”,
que nos presenta de manera original e inédita cómo fue realmente Teresa de
Cepeda y Ahumada, la mujer de carne y hueso, con sus virtudes pero también sus
flaquezas, sus dudas y sus errores.
SÍNTESIS DEL V CENTENARIO
Con ocasión del quinto centenario del
nacimiento de Teresa de Jesús se han publicado numerosas obras sobre ella,
biografías al uso, estudios académicos, novelas históricas que ahondan sobre
uno u otro aspecto de su vida, la confrontación con la Inquisición o su trato
con personajes poderosos de la época. En cambio, este libro pretende ser una
síntesis del conjunto de su existencia, como si la propia santa mirara atrás
justo antes de morir y resumiera lo vivido y lo aprendido, y lo
reinterpretara, atreviéndose a confesar lo que nunca antes pudo decir.
ORIGINALIDAD DEL ENFOQUE
Al imaginarla a las puertas de la
muerte, Teresa es libre del todo, no necesita calcular el impacto ni las
consecuencias de sus palabras, no tiene ya que temer el qué dirán, ni a sus
superiores, ni a la Inquisición. Más que una autobiografía ficticia.
ASÍ PRESENTA SU AUTORA LA NOVELA:
“Teresa. La
mujer” no pretende ser una nueva biografía de la Madre Teresa de Jesús.
Sobre ella, que nació hace quinientos años, se han escrito millones de páginas,
y la obra de la propia santa es tan clara, precisa y extensa, que parece
superfluo reescribirla. Nadie mejor que ella misma para describir sus éxtasis,
esas “mercedes” que le concedía el Señor, ni contar la aventura inaudita en su
época de una reforma de tal envergadura llevada a cabo por una mujer.
Pero el brillo de la monja
mística y de la escritora y fundadora de conventos a menudo nos esconde a la
persona de carne y hueso, con sus obvias virtudes pero también sus flaquezas,
sus dudas, sus errores. Sobre Teresa de Jesús se ha escrito tanto que
todos creen conocerla, pero pocas mujeres han tan sido víctimas de la historia
como ella. Su figura se ha convertido en un personaje manipulado por el poder
para servir distintas ideologías, interpretado, reinterpretado, malentendido, a
veces incluso falsificado.
¿Cómo era realmente Teresa de
Cepeda y Ahumada? ¿Cómo pensaba, cómo sentía? Esta novela pretende responder a
esa pregunta.
Según sus muchos biógrafos, se
deduce que nunca fue como las demás, que ya en su infancia destacaba, que era
distinta, especial, viva, inteligente, alegre, carismática, que nunca pasó
desapercibida ni dejó indiferente a nadie y que, sin ser excesivamente hermosa,
atraía enormemente.
Decidió servir a Dios. En
gran parte, porque era mujer y buscaba libertad. Tal vez, en otra época,
hubiera decidido curar leprosos en Calcuta, investigar la radioactividad,
escribir una gran novela o dirigir una ONG o una poderosa multinacional: porque
Teresa parecía capaz de todo y fue maestra de muchos oficios, y con una
voluntad y una determinación como la suya, nada es imposible si se acepta pagar
el precio. Teresa aceptó, y pagó caro. Eligió lo más difícil: servir a Dios, un
Dios esquivo, cuyas mercedes imprevisibles y en apariencia caprichosas había
que merecer, y aunque esto implicara penitencias sin fin
o enfrentarse a todas las fuerzas de la tierra y del infierno. Teresa se
entregó a Él como muy pocos lo habían conseguido hasta entonces, y se vio
recompensada.
A los cuarenta años, la vida de
Teresa da un vuelco. Es entonces cuando se produce su “conversión”.
Adquiere la certeza de que tiene una misión, un encargo divino que justifica su
existencia aquí, que sin ella no tendría sentido ni valor. Y
entonces, su vida se acelera, no sólo los progresos espirituales, sino también
su obra en el mundo material. Numerosos viajes, encuentros decisivos
como los mantenidos con San Juan de la Cruz o el Padre Gracián,
personas que se cruzan en su vida para ayudarla en su misión, como si la
Providencia de Dios le echara una mano, y obstáculos y tentaciones probablemente
urdidos por el demonio. Una mujer tan poco convencional no podía dejar
indiferente: provocaba admiración e incluso veneración, su fuerza convencía,
arrastraba, muchos ya en vida la consideraban santa. Pero también despertaba
escepticismo, estupor, irritación, envidia, abierta hostilidad, incluso
odio.
Fue una mujer
sorprendentemente moderna, incluso las feministas más radicales la habrían
aplaudido. Como toda mujer del siglo XVI, a pesar de ser lo que el siglo XIX
definiría como “un genio”, ella es consciente de su “inferioridad” con respecto
al varón, y se esfuerza por cultivar la humildad y la obediencia. Pero
es una mujer poderosa que anhela libertad, con capacidad de
mando, de disciplinarse a sí misma y a los demás. Encarna los valores de
voluntad, fuerza, inteligencia, determinación, iniciativa, actividad,
independencia, creatividad, que, tradicionalmente, se han asociado a la
virilidad. Es, en cierta forma, una mujer moderna de hoy en día inmersa en una
época en que sólo los hombres podían aspirar al poder y que, sin embargo,
consigue poder. Una forma nueva de poder.
Pero Teresa de Jesús nunca fue
plenamente libre. Despreciaba los usos y las convenciones del mundo, la
complicación y la suprema hipocresía de los tratamientos de su época, las
rígidas jerarquías sociales, la inmoralidad de tantos valores. Pero sus
numerosas cartas nos demuestran sin embargo que, a pesar de despreciarlos, los
observaba a la perfección. No era libre. Nunca lo fue del todo, aunque gozase
de una inmensa libertad interior y aunque hacia fuera lograra ser activa e
imponer sus ideales. Si hubiera sido libre, libre de verdad, entonces tal vez
hubiera escrito de otra manera.
Esta novela la imagina libre del
todo. Libre, sin temor al qué dirán, a sus directores espirituales, a la
Inquisición, libre como un alma desencarnada, como sólo se puede ser cuando ya
no se espera nada de nadie y quedan muy pocas horas de vida. ¿Qué nos diría una
madre Teresa anciana y enferma, si aún tuviera todas sus facultades y suficiente
fuerza para sostener una pluma y escribir, si supiera que ya no tiene nada que
temer, ni a los poderosos, ni a sus hermanas e hijas, ni a sus amigos y
aliados, ni a sus más terribles enemigos? ¿Qué escribiría si supiera que su
alma está a punto de reunirse con su Señor, qué testamento nos legaría?
Quiero imaginar que nos contaría
aquello que no escribió en sus obras por mandato de sus directores
espirituales, aquello que siempre calló, aquello que sólo pudo confesar a Dios.
Contaría lo secreto y lo prohibido. Nos daría consejos, nos hablaría del Bien y
del Mal, de lo humano pero sobre todo lo divino, de aquello que le preocupó
durante su vida. Nos hablaría de ángeles y demonios, del sufrimiento del cuerpo
o de cómo hallar la felicidad, del milagro de la fe y del amor. Nos hablaría,
sobre todo, de su Dios.
SOBRE
LA AUTORA
Helena Cosano es escritora, diplomática y traductora
literaria. Nació en Nueva Delhi (India) y pasó allí los primeros años de su
vida. Su infancia transcurrió a continuación entre Moscú y París, donde se
escolarizó en Primaria y empezó a escribir cuentos a una temprana edad.
Fue laureada por el Gobierno francés con el
primer premio de literatura española en el Concurso Général des Lycées
(1994). En su etapa universitaria, cursó estudios de Filosofía, Psicología,
Derecho y Filología Rusa en París, Viena, Madrid y Moscú́, así́ como en la
Escuela Nacional de Administración (ENA, Estrasburgo).
A finales de 2004 aprobó los exámenes de
ingreso a la Carrera Diplomática y unos meses más tarde publicó su primera
novela, Tres reencuentros y nueve días de
amor teórico, seguida por un libro de cuentos, Mariposas. Durante unos años
compaginó su actividad como escritora con la de diplomática, con destinos como
Astana y Ginebra.
Sus obras más recientes son Cándida diplomática (2011), Almas brujas (Premio Rubén Darío
2014) y El viento de Viena (2015),
que ha sido galardonada con el Premio Internacional de Literatura Agua y Viento
de Buitrago del Lozoya.
Comentarios
Publicar un comentario