50 VIÑETAS QUE CAMBIARON EL MUNDO de Roberto Fandiño
OPINIÓN DE JOSEPH B MACGREGOR
Con esta viñeta, que sirve de apoyo a la introducción de "50 Viñetas que cambiaron el Mundo", Roberto Fandiño, Profesor de Historia de profesión, nos ilustra sobre como no debe ser la educación: un maestro con cabeza de burro que lee la lección a sus alumnos y que estos repiten como un loro. Defensor, por tanto, de una pedagogía activa y participativa, en la que el maestro/profesor no es un mero transmisor de conocimientos o conceptos, utiliza viñetas históricas para, a partir de ellas, hacer reflexionar a su alumnado e ilustrarlo en el periodo histórico concreto que van a estudiar.
Así, "50 Viñetas que cambiaron el Mundo", está dividido en una serie de capítulos, introducidos por una viñeta en la que se satiriza a un suceso o a un personaje histórico concreto. Fandiño parte de la Revolución Francesa y finaliza en el año 2010 con la llegada a la Presidencia de Barack Obama, pero incluye un breve epílogo en el que analiza el atentado a la revista satírica gala Charlie Hebdo, por lo que realiza un recorrido bastante completo por la Historia Contemporánea.
En su afán por conseguir la máxima objetividad posible y mostrar además una visión más completa de los acontecimientos o personajes descritos, nos aporta viñetas de diferente ideología. Por ejemplo, en los dos primeros capítulos nos ofrecen dos ilustraciones absolutamente opuestas: la primera, en contra de la Monarquía y que ven en la Revolución, la eliminación de los privilegios de las clases más acomodadas o enriquecidas; y una segunda, en la que los Revolucionarios son considerados como seres diabólicos, aficionados al canibalismo.
Se nota que Roberto Fandiño es Profesor de Historia y que utiliza el recurso de las viñetas para exponer sus temas o impartir sus clases, ya que los textos que acompañan a cada imagen resultan muy ilustrativos y están narrados con amenidad, sin caer en el tópico de datos y fechas, y sin resultar nunca denso o con un afán puramente divulgativo, sin hacer en ningún momento molestos alardes de erudición, aunque demostrando, eso sí, su profundos conocimientos en Historia.
JOSEPH B MACGREGOR
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